La OMS desarrolla un marco para analizar la efectividad de las vacunas contra las variantes de preocupación de la COVID-19


En septiembre de 2021, la OMS creó el Grupo Asesor Técnico sobre la Composición de la Vacuna contra la covid-19 (TAG-CO-VAC). Este grupo multidisciplinario de 18 expertos revisa y evalúa las implicaciones para la salud pública de las variantes preocupantes (COV) emergentes en el desempeño de las vacunas contra la covid-19 y proporciona recomendaciones sobre su composición.
Desde su aparición, el virus SARS-CoV-2 ha seguido evolucionando y, hasta la fecha, la OMS ha designado cinco variantes como COV del SARS-CoV-2, alfa, beta, gamma, delta y ómicron, debido a su impacto en la transmisión, la gravedad de la enfermedad o la capacidad de escape inmunitario. Si bien la variante ómicron se está extendiendo rápidamente por todo el mundo, se espera que la evolución del SARS-CoV-2 continúe y es poco probable que ómicron sea el último VOC. 
El TAG-CO-VAC está desarrollando un marco para analizar la evidencia sobre los COV emergentes en el contexto de los criterios que generarían una recomendación para cambiar la composición de la cepa de la vacuna de la covid-19 y asesorarán a la OMS sobre las composiciones de vacunas actualizadas, según sea necesario. Este marco considera la propagación global y la transmisibilidad, la gravedad clínica, las características genéticas, antigénicas y fenotípicas de los COV, incluida la capacidad de escape inmunitario y las evaluaciones de la eficacia de la vacuna. 
El TAG-CO-VAC considera que se necesitan y deben desarrollarse vacunas contra la covid-19 que tengan un alto impacto en la prevención de la infección y la transmisión, además de la prevención de la enfermedad grave y la muerte. Hasta que tales vacunas estén disponibles, y a medida que el virus SARS-CoV-2 evolucione, es posible que sea necesario actualizar la composición de las vacunas actuales contra la covid-19, para garantizar continúen brindando los niveles recomendados por la OMS de protección contra la infección y enfermedad. 
Con ese objetivo, las vacunas contra la covid-19 deben basarse en cepas genética y antigénicamente cercanas a las variantes circulantes del SARS-CoV-2 y, además de la protección contra enfermedades graves y la muerte, ser más eficaces en la protección contra infecciones, reduciendo así la transmisión comunitaria y la necesidad de medidas sociales y de salud pública estrictas y de amplio alcance. También es importante que produzcan respuestas inmunitarias que sean amplias, fuertes y duraderas para reducir la necesidad de dosis de refuerzo sucesivas.